En una noche , se encontraron en una cueva dos vampiros... Uno le pregunta al otro: - ¿Cómo te llamas? A lo que responde: -"Vampidito" ... ¿y tú? - Yo mellamo "Oto" - ¿Oto?, le pregunta vampidito. Y contesta. - Sí, "oto vampidito". - ¿Qué le dijo un árbol al otro? - Nos dejaron plantadas. - ¿Qué le dijo un globo a otro? - Vámonos de reventón. Caperucita Roja se casó con el príncipe azul, y tuvieron un hijo violeta. ¿Cuál es el colmo de un carpintero? Llamarse Armando Mesa ¿Qué le dijo un cable a otro cable? Somos los intocables ¿Cuál es la planta que camina? La planta de los pies. ¿Qué le dijo la luna al sol? Eres tan grande y todavía no te dejan salir de noche...
En aquella tienda de animales la mala suerte tenía un nombre: Pescafrito, un pequeño pez famoso porque nunca estaba en el acuario adecuado. Cada vez que tocaba reordenar los tanques, Pescafrito acababa por error o descuido en el más peligroso para él. Desde otros tanques tranquilos y seguros, sus primos y hermanos veían divertidos sus desesperadas carreras por evitar ser la merienda de algún grandullón.
A pesar de su increíble mala suerte, Pescafrito no se desanimaba, y en cada carrera ponía todo su empeño en librarse de nuevo, aunque sintiera el dolor de algún que otro mordisco en sus aletas o el cansancio de nadar entre plantas y rocas a cualquier hora del día o de la noche.
Así fue sobreviviendo Pescafrito Malasuerte, como todos le llamaban, hasta que un día de reorganización en los acuarios, Pescafrito por fin acabó compartiendo tanque con todos sus primos y hermanos. Pero mientras se juntaban a su alrededor para conocer sus desventuras, un cuidador despistado echó en ese mismo tanque al más grande, hambriento y peligroso de los peces de la tienda. Fueron sólo unos minutos, pero el enorme pez no necesitó más para acabar con todos los pececillos... excepto Pescafrito, que acostumbrado a huir de muchos peces a la vez, no tuvo problemas en escapar de uno solo.
Poco después entró en la tienda un gran experto en acuarios, y al ver a Pescafrito vivo en el mismo tanque que el pez grande no se lo podía creer. Estuvo horas en la tienda, observándolo, viéndolo escapar una y otra vez con su nadar lleno de giros y piruetas y su increíble capacidad para esconderse. No tenía dudas: era un pez único en el mundo, y el experto lo llevó consigo para ser la estrella de todas sus colecciones y acuarios. Y Allí Pescafrito vivió feliz con todo tipo de atenciones y cuidados, pensando lo buena que había sido para él su famosísima mala suerte.Autor.. Pedro Pablo Sacristan Roberto Sotelo
PROFESORA EDUCACIÓN GENERAL BÁSICA
COORDINADORA CRA
POST-TITULO BIBLIOTECAS ESCOLARES, CULTURA ESCRITA Y SOCIEDAD EN RED.
EN ESTUDIO MAGISTER EN EDUCACIÓN